1. Una obrera recoge el néctar
Una abeja obrera es atraída por los pétalos coloreados de la flor y por su agradable perfume. La obrera utiliza su larga lengua o probóscide para sorber el néctar azucarado de la base de la flor.
2. Estómago de la miel
La abeja almacena el néctar en su estómago. Las abejas obreras visitan unas 1.500 flores para llenar sus estómagos. Cuando el estómago está lleno pesa tanto como la abeja. En el estómago comienzan a digerirse los azúcares del néctar para formar un néctar más fácil de digerir.
3. Transfiriendo el néctar a otra obrera
La obrera recolectora regresa a la colmena con el estómago lleno. Una vez allí, regurgita el néctar y lo transfiere a una obrera de la colmena utilizando la probóscide. La obrera mastica el néctar durante unos 30 minutos para romper todavía más los azúcares presentes.
4. Las obreras abanican la miel
La abeja introduce el néctar en una celdilla. En ese momento, el néctar contiene principalmente azúcar. Durante los siguientes días las abejas mueven rápidamente sus alas encima de las celdillas para que se evapore parte del agua. Al perder agua, el néctar se convierte en la miel densa y pegajosa.
5. Las abejas tapan las celdillas
Las abejas ponen cera para tapar o sellar la miel dentro de las celdillas. La miel se almacena en las celdillas hasta que se va a utilizar. En un año, una colonia de abejas puede utilizar para comer entre 54 y 90 kg de miel.